La lavanda
es una planta aromática semiarbustiva,
habitual en muchos jardines mediterráneos.
Su fácil cultivo hace que sea una elección segura en terrenos no muy ricos,
como los secos y arcillosos. Hay más de 30 especies de lavanda, todas ellas
pertenecientes a la familia de las lamiáceas. Sus perfumadas flores en forma de
espigas de color lila azulado coronan sus largos y ramificados tallos.
Matas más o menos densamente
pubescente-glandulosas, con pelos cortos glandulares y pelos largos glandulares
o eglandulares, simples o ramificados.
Tallos de hasta 75
cm, muy ramificados. Hojas de 10-50 × 1,5-7 mm, lanceoladas o espatuladas,
enteras, revolutas, con glándulas sentadas más o menos abundantemente por el
envés.
Inflorescencias de
20-50 mm, densas, más o menos largamente pedunculadas, verdosas, con 2-4
brácteas apicales estériles, oblongo-obovadas, verdosas. Brácteas fértiles con
nerviación reticulada bien marcada, pubescente-glandulosas, ovadas, acuminadas,
cordadas, las superiores obovadas, generalmente acuminadas. Cáliz de 4-8 mm, tubuloso, verdoso, con
13 nervios, densamente pubescente, con glándulas sentadas; diente superior con
un apéndice, de obovado a suborbicular, estipitado. Corola de 7-9 mm, crema,
densamente pubescente en la mitad apical. Estilo pubescente.

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